En primer lugar, déjame decirte que estoy viviendo en mi paraíso personal. Han pasado casi dos meses desde que llegué al Proyecto Pnong y todavía me sorprende lo inherentemente cálida y amigable que es la gente aquí. Como persona introvertida, hacer contacto con extraños no es mi punto fuerte, pero la gente aquí hace que la interacción sea tan fácil que es casi imposible ser reservado.
Hace unos días, estaba caminando por el mercado mirando los puestos de cosas y vegetales, cuando de repente mi mirada se cruzó con una adolescente detrás de una puerta de vidrio. Una oleada de pánico corrió a través de mí—de las que uno siente cuando accidentalmente mira a los ojos del conductor de al lado en un semáforo en rojo—pero cuando quise voltear la mirada, una hermosa sonrisa se dibujó en el rostro de ella. Antes de que mi personalidad introvertida pudiera reaccionar, me encontré sonriendo instintivamente detrás de mi mascarilla. Y entonces me di cuenta de que ella no me podía ver (gracias, COVID), así que sonreí aún más con la esperanza de que pudiera ver la sonrisa en mis ojos. Todo esto sucedió en una fracción de segundo. Al continuar caminando por la calle, pensé en lo incómodo que habría sido este momento para mí en mi país, pero ella lo cambió todo con una simple sonrisa.
Todos los días le doy gracias a Dios por traerme aquí. Puedo ser yo misma, y al mismo tiempo sentirme cómoda haciendo cosas fuera de mi zona de confort, como los es sonreírle a un completo extraño. Estoy aquí para servir a la gente, pero en realidad ellos están haciendo mucho por mí. Me alegro de poder compartirles la maravillosa noticia de Jesús y Su amor por nosotros, que es el mejor regalo del mundo.
Be the first to leave a comment!
Please sign in to comment…
Login